La "Asociación para la transición energética" y el "Instituto de Ingeniería de España", germen del GEMPEC, volvieron a promocionar en 2021 el proyecto de tierras raras de Quantum Minería en Ciudad Real cuando ya había sido tumbado por la Justicia

El "greenwashing" está más de moda que nunca, sobre todo entre los promotores mineros y quienes defienden sus intereses

El 13 de mayo de ese año, cuando el proyecto ya había sido desestimado tanto por el Gobierno castellano-manchego como a nivel judicial por el Tribunal Superior de Justicia (TSJCLM) ambas entidades vinculadas al lobby minero-energético, que a través de informes y seminarios buscan favorecer la implantación de megaproyectos como los mineros o de renovables, organizaron una mesa redonda sobre tierras raras en la que se defendió el proyecto de Quantum Minería en Ciudad Real como "una sencilla explotación, poco agresiva desde el punto de vista medioambiental, sencilla de gestionar y con bajos costes".

La "sencilla explotación" citada en este acto de puro y duro "greenwashing" se vino abajo al interpretar la Justicia que este proyecto, dividido de manera intencional en varias fases como "Matamulas" y "Rematamulas" para evitar la evaluación ambiental estratégica, habría afectado a 17.330 hectáreas de terrenos de alto valor ecológico y agrícola.

La sentencia, que no deja lugar a dudas, evidenció que la actividad extractiva de la mercantil Quantum Minería provocaría impactos ambientales insalvables, también al situarse en zonas próximas a espacios protegidos como la ZEPA "Áreas Esteparias del Campo de Montiel", valorando igualmente la importancia de la interconexión de las áreas naturales presentes en el territorio. Una zona, además, que cuenta con numerosas especies amenazadas como la avutarda, el sisón, la ganga, la alondra de Dupont, el alcaraván, el aguilucho cenizo o el aguilucho pálido, el águila imperial, el milano real o el propio lince ibérico, verdadera especie de referencia en la comunidad autónoma.

La resolución judicial, al igual que la Declaración de Impacto Ambiental negativa emitida por la Junta de Comunidades, también se fundamentó en la irracionalidad de las necesidades hídricas del proyecto en un área donde la sequía es omnipresente. Este hecho fue confirmado además por la Confederación Hidrográfica del Guadiana, que denegó de manera tajante el aprovechamiento de aguas procedentes del embalse de la Cabezuela.

Por todo ello no lo llamen "recomendaciones" o "sugerencias" de entidades supuestamente promotoras de un mundo más limpio y sostenible. Llámenlo con todas las letras: "greenwashing" o "lavado verde". Sin duda un toque de atención a todos aquellos informadores/as que publican sin verificar, que legitiman sin razonar y que al final sólo contribuyen a potenciar las acciones de este tipo de entidades y grupos instrumentales de presión como el GEMPE/C, el autodenominado Grupo Español de Materias Primas Estratégicas/Críticas, una suerte de asociación "fantasma" sin entidad legal conocida, que actúa privadamente en los despachos y que se afirma nacida para "ejecutar las recomendaciones" de un ciclo de mesas redondas colgadas en Youtube planteadas por el "Instituto de Ingeniería de España" con la colaboración de la "Asociación para la Transición Energética".

Este tipo de actuaciones de los grupos de presión no promueven la información de servicio público sino que suponen únicamente un acto de desinformación interesada e intencional para promocionar el interés empresarial privado. Así se habla de compromiso ambiental, de sostenibilidad, pero la realidad es muy distinta. Es la trasmutación de lo insostenible en una actitud que socava la confianza de la ciudadanía y dificulta la nota de decisiones informadas por parte de la clase política.

Y no olvidemos que este tipo de maniobras de entidades dedicadas por activa o por pasiva al "lavado verde" de proyectos de alto impacto ambiental van en la dirección contraria a la que la sociedad necesita para conseguir un modelo empresarial y económico verdaderamente sostenible, ya que desvían la atención de las iniciativas que sí válidas. Esto dificulta el avance hacia una economía circular, la reducción de emisiones de carbono, la protección de la biodiversidad y también perjudica en último término a las propias empresas al minar la confianza en sus prácticas y operativa afectando la credibilidad y los verdaderos esfuerzos realizados por aquellas compañías que se esfuerzan por mantener un compromiso medioambiental significativo.

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