MANIFIESTO SÍ A LA TIERRA VIVA, NO A LA MINERÍA DE TIERRAS RARAS.- 21 DE MAYO DE 2017



Torrenueva, 21 de mayo de 2017


Aquí y ahora, como lo hicimos hace un año, volvemos a reclamar que la voluntad ciudadana sea escuchada y no sea apartada de la participación democrática en la resolución de su futuro ante la grave amenaza que supone la minería de tierras raras.

AQUÍ Y AHORA DECIMOS:
¡NO A LA MINERÍA DE TIERRAS RARAS EN LA PROVINCIA DE CIUDAD REAL¡¡ 
Este acto es una forma de expresión directa de la voluntad popular, la misma voluntad que ya fue expresada en forma representativa en las Cortes de Castilla-La Mancha el 19 de mayo 2016 aprobando por mayoría absoluta una resolución que pedía el archivo de los expedientes, ratificada por otra resolución del pasado día 2 de febrero que además reconoce los graves efectos negativos de la minería de tierras raras en la salud pública y el medio ambiente.

Ninguna de las dos resoluciones ha sido atendida por la Junta de Castilla-La Mancha, que ha decidido continuar con la tramitación de unos proyectos que siguen siendo técnicamente irrealizables, y ambiental y socialmente inviables.

A estas alturas nadie duda que la minería de tierras raras implica una transformación profunda de nuestro territorio. Se trata de una decisión de enorme transcendencia para el futuro de nuestra tierra, que se pretende justificar en la necesidad de atender la demanda mundial de dichos materiales para una industria foránea. Pero ello no da derecho a ignorar toda la degradación ambiental, humana y ética que conlleva la especulación de este tipo de minería, frecuentemente al servicio de las finanzas. Es por lo que solicitamos que se actúe con la máxima transparencia, aplicando con rigor el principio de cautela.


Es necesario destacar y reiterar la amplia preocupación existente sobre la repercusión de la minería de tierras raras en nuestra salud, nuestro entorno socioeconómico y nuestro patrimonio natural y la amenaza que supone para los valores históricos, artísticos y culturales existentes en el Campo de Montiel, que son parte de nuestra identidad común, del sentido de pertenencia a un lugar y  la base para construir un futuro sostenible. La destrucción de nuestro entorno natural supone la pérdida de las riquezas culturales de la humanidad, en su sentido más amplio.

Queremos que esta tierra se consolide como un lugar habitable, vivo, dinámico y participativo, donde no se nos excluya a la hora de decidir nuestro modo tradicional de vida, sino al contrario, fomentar entre todos un desarrollo justo y sostenible.

 Estamos aquí para reclamar por la desprotección de nuestros derechos y para solicitar a todos los poderes públicos respeto a nuestra decisión unánime y firme de no a la mina, a fin de que remuevan los obstáculos que impiden y dificultan el cumplimiento de nuestra voluntad y así sea eliminada la amenaza de la minería de tierras raras de una forma real y definitiva.

Deseamos reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de nuestro territorio. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor en primera línea y que todos conocéis. Desde la urgencia que sus acciones demandaban dejaron a un lado el egoísmo y no han retrocedido ni lo harán hasta ver cerrado este capítulo.

Por último, estamos aquí para recordar  que nosotros mismos somos tierra, estamos unida a ella con lazos de cariño. Un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos, por ello, la minería de tierras raras ni puede ni debe sernos indiferente. Esta convicción no puede ser despreciada como un romanticismo irracional por quienes sólo buscan el expolio de nuestros recursos naturales.

Reclamamos un desarrollo sostenible con una solidaridad intergeneracional, pensemos en generaciones futuras. Estamos convencidos de que la minería de tierras raras evita la trasmisión de nuestro patrimonio natural “la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán”. En ello todos debemos colaborar cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades.

Hacemos una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo en que debe legislarse sobre esta materia, necesitamos debates sinceros porque el desafío ambiental que supone el desarrollo de esa actividad es algo que a todos nos interesa y nos repercute a todos. No permitiremos que se nos aparte en la toma de decisiones sobre nuestro futuro y queremos que se escuche nuestra voz, alta y clara, que dice 
¡¡SÍ A LA TIERRA VIVA, NO A LA MINERÍA DE TIERRAS RARAS¡¡



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