Las tierras raras y el futuro imposible de Quantum Minería en Ciudad Real
"El tiempo no es oro. El oro no vale nada. El tiempo es vida" (José Luís Sampedro) |
Ausencia de impacto ambiental. Motor de desarrollo. Ventaja competitiva. Tres realidades ficticias que no son tal. El "oro tecnológico" de Quantum Minería en el Campo de Montiel se agota por sí mismo carente de licencia social, licencia administrativa y respaldo judicial.
Porque la "cadena de valor" que defienden la minera y su director técnico son puro negocio, beneficio a gran escala de unos pocos, quienes dirigen y quienes hacen girar la ruleta del casino de la inversión. Beneficio obsceno en tiempos de pandemia, doctrina del shock del manual.
Sin embargo, los tribunales han hablado, y el Superior de Justicia de Castilla-La Mancha con más claridad aún: "la ponderación propuesta por Quantum sobre la repercusión que la explotación minera puede suponer sobre los amplios recursos naturales protegidos existentes en la zona no está sustentada nada más que por criterios no objetivos". Por ese motivo "en su conjunto, considerar que el impacto originado por la explotación minera es compatible y reversible es una clara minusvaloración de su efecto, consideración que tiene un único objetivo: poder llevar a cabo y desarrollar el proyecto".
Impacto ambiental imposible de asumir en una de las zonas más privilegiadas de la península ibérica por su paisaje y su biodiversidad. Motor de desarrollo inexistente en un proyecto especulativo y a corto plazo. Ventaja competitiva para quienes no observan el territorio sino el botín. El proyecto de minería de tierras raras no se sostiene en Ciudad Real. Ni en ninguna otra parte.
Frente a ello, sensatez vecinal y coherencia administrativa con el respaldo de quien debe hacer honor de la obligación de su cargo: atender el interés general y permitir un horizonte a las generaciones que están por venir. Conseguir que no nos maldigan y se muestren orgullosas de la herencia de su pasado, aquel que en tiempos difíciles supo defender la Tierra Viva, su tesoro más preciado.